Una crítica de nuestro periodista en Barcelona / Una recensione dal nostro corrispondente a Barcellona
de/di Daniele Rizzo (traducción al italiano al final de la página)
En el escenario de la Sala Tete Montoliu de l’Auditori de Barcelona, se celebró el extraordinario concierto de Alba Molina dedicado a sus legendarios padres, Dolores Montoya y Manuel Molina.
Lole y Manuel fue un dúo que hizo la historia del flamenco y que durante los años setenta y ochenta del siglo XX revolucionó tanto el canto, como la música contaminándolos con tonalidades más líricas y esperanzadoras y con sonoridades modernas y psicodélicas, y Dolores Montoya y Manuel Molina (fallecido en el 2015) siguen representando dos auténticos iconos de la vanguardia – que arrolló el flamenco como técnica a menudo desarrollada en contextos familiares y con características específicas
De ser una práctica llevada a cabo de generación en generación como una entidad sagrada e intocable, el flamenco del Siglo XX tuvo como protagonistas a artistas aparentemente exteriores a su propia tradición (como Federico García Lorca y Picasso) y vivió un momento de gran expansión internacional. Allá de las fronteras populares y regionales, sin embargo este arte sigue manteniendo intacta su alma, la que la hace una síntesis única de gestos, sonoridad y poesía.
Con Para Lole y Manuel, Alba Molina, acompañada en la guitarra por Joselito Acedo, recoge la herencia de los padres y es ahora una presencia luminosa y autónoma en el variado mundo del flamenco al que está dando una contribución increíble en términos de pasión, fuerza, audacia y emoción.
La escena es ‘diáfana’, Alba y Joselito están sentados una junta al otro, la atmósfera es siempre intimista con la cantante que introduce brevemente cada canción con un comentario personal o con un recuerdo de circunstancias relativas a los padres, hacia los cuales su admiración parece ilimitada.
En este romántico diálogo entre el pasado y el presente, entre padre, madre e hija, el caudal emotivo de la interpretación vocal encuentra dos momentos literalmente explosivos en la ejecución de la ‘oración’ Todo es de color, cuando Alba se desahoga en un momento conmovedor, y de Que nadie vaya a llorar, en el que Manuel Molina había hablado abiertamente de su propia muerte (Que nadie vaya a llorar / el día que yo me muera / es más hermoso cantar /aunque se cante con pena).
Alba siente el ritmo en la piel y en la sangre, el fraseo de su voz es mordaz, su exposición armónica es maravillosa en moverse en un universo sonoro que parece difícil de clasificar, a veces oscuro, en otros casi alegre.
Joselito toca una guitarra ‘discreta’ que pueda llegar al espacio para virtuosismos técnicamente complejos, pero que nunca quita el equilibrio a la relación con el canto, que parece enriquecerse por pausas y silencios altamente patéticos.
Buscando el calor de los orígenes y las emociones de los recuerdos sin renunciar a la autenticidad del momento específico de cada concierto, Alba y Joselito muestran cómo la humildad y el respeto necesarios para la justa interpretación de dos gigantes como Lola y Manuel no tiene que traducirse necesariamente en una forma de conservación de las tradiciones, sino que puede seguir haciéndose poesía e innovación.
Chapeau.
L’Auditori de Barcelona
Lepant 150. 08013 Barcelona
Para Lole y Manuel
Intérpretes:
Alba Molina, cante
Joselito Acedo, guitarraEl viernes, 30 de abril de 2021.En la portada: Alba Molina (foto aportada por el periodista).
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Testo in Italiano
traduzione di Daniele Rizzo
Sul palco della Sala Tete Montoliu de L’Auditori di Barcellona, si è svolto lo straordinario concerto-dedica di Alba Molina ai propri leggendari genitori, Dolores Montoya e Manuel Molina.
Lole y Manuel è stato un duo che ha fatto la storia del flamenco e che durante gli anni Settanta e Ottanta del Novecento ne ha rivoluzionato tanto il canto, dandone una versione più lirica e speranzosa, quanto la musica, contaminandola con sonorità moderne e psichedeliche.
Dolores Montoya e Manuel Molina, quest’ultimo scomparso nel 2015, rappresentano due autentiche icone dell’avanguardia che stravolsero il flamenco nel suo essere un’arte sviluppata in contesti spesso familiari e con caratteristiche specifiche, oltre che una filosofia di vita.
Dall’essere una pratica portata avanti di generazione in generazione come un’entità sacra e intoccabile, il flamenco del XX° secolo ha visto tra i suoi protagonisti artisti apparentemente esterni a questa tradizione, da Federico García Lorca a Picasso, e ha vissuto un momento di grande espansione internazionale. Fuori dai confini popolari e regionali, quest’arte ha però mantenuto intatta la propria anima che la rende una sintesi unica di gestualità, sonorità e poesia.
Con Para Lole y Manuel, Alba Molina, accompagnata dalla chitarra da Joselito Acedo, raccoglie l’eredità dei genitori e di una tradizione ed è ormai una presenza luminosa e autonoma nel variegato mondo del flamenco a cui dà un contributo incredibile in termini di passione, forza, audacia ed emozione.
La scena è minimale, Alba e Joselito sono seduti uno accanto all’altro, l’atmosfera è sempre intimista con la cantante che introduce brevemente ogni canzone con un commento personale o con un ricordo di circostanze riguardanti i genitori, verso i quali la sua ammirazione appare sconfinata.
In questo romantico dialogo tra passato e presente, tra padre, madre e figlia, la portata emotiva dell’interpretazione vocale trova due particolari momenti letteralmente esplosivi nell’esecuzione della ‘preghiera’ Todo es de color, quando Alba si sfoga in un toccante momento di commozione, e di Que nadie vaya a llorar, testo in cui Manuel Molina aveva parlato apertamente della propria morte (Que nadie vaya a llorar / el día que yo me muera / es más hermoso cantar /aunque se cante con pena).
Alba sente il ritmo nella pelle e nel sangue, il fraseggio della sua voce è graffiante, la sua esposizione armonica è meravigliosa nel muoversi in un universo sonoro difficile da classificare, a tratti cupo, in altri quasi gioioso.
Joselito è una chitarra discreta che riesce a trovare lo spazio per virtuosismi tecnicamente complessi, ma che non toglie mai equilibrio alla sua relazione con il canto, che risulta arricchita da pause e silenzi altamente patetici.
Cercando il calore delle origini e le emozioni dei ricordi senza rinunciare all’autenticità del momento specifico di ogni concerto, Alba e Joselito mostrano come l’umiltà e il rispetto richiesti dall’interpretazione di due giganti come Lola y Manuel non debba necessariamente tradursi in una forma di conservazione delle tradizioni, ma possa continuare a farsi poesia e innovazione.
Chapeau.
Venerdì, 30 aprile 2021
In copertina: Alba Molina (foto gentilmente fornita dal corrispondente).